Nacho Postigo, gran navegante con muchas millas a sus espaldas, debía tomar la salida el pasado 19 de septiembre en la Regata Mini Transat 2015, que une Douarnenez (Francia) con Guadalupe (en el Caribe), son 4020 millas (unos 7500Km) de navegación en solitario, a bordo de pequeños veleros de tan sólo 6’50 metros de eslora.
Nacho llevaba 2 años preparando esta gran regata en la que tan importante es la preparación física y mental como el buen estado del barco y materiales. A bordo de su barco, el «Vamos Vamos», zarpaba el día 19 del puerto de Tréboul, remolcado por la embarcación de un voluntario de la organización y, debido a una maniobra absurda de quién remolcaba, el barco de Nacho se fue contra las rocas golpeando el bulbo de la quilla y causando una grave avería que le impediría tomar la salida en la regata.
Dos años de preparación, cientos de horas de trabajo y mucho dinero invertido, se iban «a pique» en tan solo un segundo. Pero Nacho, lejos de caer en el desánimo, en lugar de lamentarse, de bramar contra la mala suerte y la injusticia, de señalar al culpable, se puso manos a la obra para reparar la avería. Aún hay una posibilidad de participar en la Transat. Porque en una regata como esta sí que lo importante es el participar. El solo hecho de conseguir llegar a la meta, de cruzar el Atlántico en solitario es más una meta personal que una medalla o una victoria deportiva.
De este modo, las intenciones de Nacho son reparar el barco en España lo más rápido posible, para poder reunirse con la flota en Lanzarote, escala y salida de la 2º etapa de la regata, desde donde debería zarpar el próximo 31 de octubre.
Ánimo Nacho, eres un ejemplo a seguir.
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